La
pregunta de Tivi, había quedado en el aire pero shiva, le explico
detenidamente el significado de su nombre:
—
Shiva Nataraja, es el señor de la danza, en una sola imagen reúne
muchos significados: La histórica danza de Shiva, es un baile de
destrucción. Según la leyenda, querían destruir a Shiva. Entonces
Tivi, enviaron a la tierra al diablo del olvido. Un enano lo
representaba, Shiva inició su danza cósmica, para dominar al
demonio y liberar al mundo. Salta sobre el enano y le aplasta la
espalda. La danza esta compuesta, por sus cinco actividades.
El
poder de la creación, representado por la mano derecha en alto y el
tambor, produce unas vibraciones rítmicas de la creación. Con la
mano hace un gesto de bendecir.
El
poder de la destrucción se muestra a través del fuego, que sostiene
en su mano izquierda elevada en pose de media luna.
Luego
esta Tivi, el poder de revelar conocimiento y liberas el espíritu,
por eso se representa con la mano izquierda hacía abajo, como una
trompa de elefante. Y lo más espectacular, el circulo de fuego donde
baila Shiva, es el vestíbulo de la conciencia.
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Al
otro lado Assís, empezó a contar o narrar más bien, a Hemis, su
sueño con Shelma, el de su nombre junto al suyo en la lapida, el
cual quedo pendiente la otra noche. Aprovecho pues, que Luz dormía
recostada en el hombro de Hemis, confiado que no la escuchaba.
—
Si,
podría ser muy larga la estación de las flores y tras el chubasco,
surgirá el sol para darnos su aliento, como hiciste tú, después de
contemplar tu belleza entre las sombras del Alba. Y si me besaras con
tu fuego, podrías apagar esta Aurora, ahogada en llanto que
prolongase en tormento... —Cerro lo ojos, se dejo llevar por su
awen y vislumbro la escena a la perfección:
—
Pero
todo esto es un sueño, no siento nada, sigo sólo, junto a esta
alborada sollozando en mi destierro. Impregnando de lágrimas
saladas, mi faz cansada, surcada por las arrugas del tiempo. Que no
en vano, pasa por mis ojos fatigados y entristecidos por la falta de
tu luz, mi pequeña y amada Shelmi. Después del tumulto tormentoso,
que cegó los campos con su raudal pluvioso, resurgió de la nada el
sosiego y la calma.
Tras
el rugir de los truenos y el reflejo de los rayos, se puede escuchar
al grillo, despertar de su cobijo. Los ruiseñores cantan a su amada,
más... Yo no puedo hacerlo. Tú mi shelmi estimada, no puedes
escuchar mi cantó, como hace esa pajarita. La observo y puedo ver
como agita su cuerpecito alado, salpicando mi rostro, con gotas de
cristal, para así liberar su alas. Al fin levanta el vuelo y va en
busca de su amada, ésta le aguarda junto a la muda cascada ¿Porqué,
no podré yo hacerlo? Ya no sé donde volar para encontrarte, pero al
fin puedo ver tu nombre escrito junto al mío.
Exclamé
un grito al viento de la noche y postrado, junto a nuestra tumba, fui
divagando en este absurdo que se desliza por mi mente. Esto es un
imposible o más bien una ilusión, que embriaga mis venas y
emborracha mí Ego. Tortuoso sueño, aflora en mi peregrinar, más no
puede ser real. No puede ser, que tu cuerpo dulce y estival, se aloje
en esta morada de entierro. Y ¿Como puedo yo estar muerto? Si puedo
pensar, sentir y llorar ¿Acaso no significa eso estar vivo? Serán
otros los cuerpos, que habitan en esta tierra mojada y fría. Sólo
me queda despojar la arcilla, que envuelve de rocío nuestro nicho y
ver con mis ojos, si es real o es sueño.
¡Oh... Dios mío! Que situación más rocambolesca, si alguien me viera pensará que soy ladrón o loco. Pero realmente soy eso, un loco que busca su propio cadáver. Esta noche velada de sueños, el calor del roble, se desliza por mis manos enfangadas. El tacto del viejo árbol, renace entre mis dedos, parece tener siglos de tan mohoso y quebradizo. Dulces recuerdos añoro contemplando este viejo roble funesto. Época dorada, fue aquella en la que todo eran alegrías y risas, entre nosotros. Pero la soledad en el destierro, de esta sociedad tan amarga, me corroe a diario el alma y siento miedo.
Sí,
miedo tengo de sentirme inútil, ante esta sociedad, que sigue
sembrando fronteras en los altos cerros. Miedo tendría, si tuviera
miedo a la muerte y sin embargo la anhelo. Más que dulce encuentro,
nos espera hoy, no tengo miedo ha estar muerto. Pues ella, no es más
que el retorno a la niñez, para así nacer un y otra vez. Estoy
aprendiendo, que no nacemos ni morimos ni tan siquiera envejecemos.
Tan sólo amamos, odiamos y nos suicidamos en nuestros destierros,
después algunos olvidan ese deseo. Sería difícil explicar un
sentimiento, que desconozco y sin embargo podría hacerlo y así
sería dulce, bonito y bello...
—
¡Entonces,
todo es sueño ¿No? o real...!
—
La
verdad, es que no sabría decirlo, pero creo que algo tendrá de
realidad. De echo la tumba con mi nombre junto al suyo, esta en esa
lapida de corazón y cada año e ido a poner flores a muestra tumba.
—
Pero
sigue, Assís, Esta muy interesante el relato.
—
Bueno,
sigo con la historia: Cuando dejemos de crear fronteras, todo
ocurrirá en un mismo tiempo y no habrá distancia entre la niñez y
la vejez, entre la vida y la muerte. El gemir del madero roblesco,
despierta mi divagar y una puerta desconocida palpo en el barro
¡Ojala! Sea una puerta en el tiempo, así podría viajar por ella,
hacía esos días felices y risueños.
A
medida que voy abriéndola, una oscuridad estelar va iluminando mi
llanto vespertino. Cegando mi vista, al poder contemplar el vació
del Universo debajo de mis rodillas y mis lágrimas se expanden, como
una lluvia boreal. Susurro tú nombre Shelmi, y éste se pierde en la
nada. Quizá debiera perderme en el vació, junto a mis palabras. Y
quizás, sólo quizá te encuentre entre el Todo de la Nada.
Así pues, me aventuraré en esta morada, ya que no tengo nada que perder. Ya lo perdí todo, salvo la vida y parece que eso tampoco poseo, ya que mi nombre esta escrito junto al tuyo. Siniestros rostros al volar observo por este cielo y me parece verte tras las estrellas. Pero eres un espejismo, en este desierto de cielos ocres, envejecido también por el espacio. A lo lejos, un planeta púrpura azafrán resplandece y tal belleza me ciega, me embauca hacía él. Me adentro en sus nubes oscuras, atravesando el horizonte y las montañas. Caigo y siento un terrible dolor en mi pecho, sentí tal vació en mis venas que creí desfallecer. Extasiado por el impacto del espejismo de la Nada, creí estar muerto ya que mi mente recreó toda mi vida en segundos.
Así pues, me aventuraré en esta morada, ya que no tengo nada que perder. Ya lo perdí todo, salvo la vida y parece que eso tampoco poseo, ya que mi nombre esta escrito junto al tuyo. Siniestros rostros al volar observo por este cielo y me parece verte tras las estrellas. Pero eres un espejismo, en este desierto de cielos ocres, envejecido también por el espacio. A lo lejos, un planeta púrpura azafrán resplandece y tal belleza me ciega, me embauca hacía él. Me adentro en sus nubes oscuras, atravesando el horizonte y las montañas. Caigo y siento un terrible dolor en mi pecho, sentí tal vació en mis venas que creí desfallecer. Extasiado por el impacto del espejismo de la Nada, creí estar muerto ya que mi mente recreó toda mi vida en segundos.
Pude
escuchar, aquella canción de amor de esa mujer oscura, en la vieja
taberna. Todo es tan real, que mis ojos buscaron el cruce de tú
mirada y al encontrarlos, mi pecho floreció de pasión y las
lágrimas brotaron de nuevo. Hacía mucho tiempo que la sed de tu
amor, no renacía entre las tinieblas del recuerdo. Tu voz resurge,
entre el tumulto de la gente inexistente. Preguntando ¿Por qué
lloras, acaso no estas feliz al verme? Mis pensamientos se agolparon,
cual enjambre en peligro y pienso ¿Realmente te escucho... Amor? o
es fruto de esta mi imaginación caprichosa.
Intento
recordar lo que te dije en su día, a esa misma pregunta pero no la
encuentro. Mi delirio sucumbe en esta realidad paralela, que ahora
comprendo. La puerta de nuestra tumba, guarda el pasado y el
presente, pero no existe el futuro. Entonces, recordé mis palabras
de respuesta. Sí querida, soy feliz a tú lado, pero el hecho de
pensar que un día podemos separarnos, me produce éste mi llanto
¿Porqué habría de suceder ese agravio? —contestó ella, un tanto
sulfurada como antaño.
Permanecí
meditabundo unos instantes, justo el tiempo que tarde en recordar
aquella vieja canción de amor, en la oscuridad del tugurio. Pensé
en contárselo todo y así, poder disfrutar ese momento, pero
pensaría que soy un loco. Decidí guardar silencio y así
disfrutar de nuevo de ese amor volátil.
— Esto
es un jerogrífico, Assís...
— Sí,
lo sé. El resumen, es que reviví otra vez nuestro idilio e
igualmente que vino, se lo llevo el viento, a otro destino más
efímero. Cogí su mano y le descubrí mi secreto de ensueños, los
árboles peinaban su rostro. Pero al llegar a la tumba y mostrarle el
nicho, gire la vista y ella no estaba...
Cuando
hasta la rocas, parecían haber quedado mudas se escucho el grito de
Sarmira, en la oscuridad. Descendió empicada en un vuelo rasante,
hasta la entrada de la gruta. Se dejó caer en el portal del diablo y
surco el túnel donde estaba Hemis. Así, como un murciélago
emplumado, esquivo todos los obstáculos..... Entre tanto Hemis y
Luz, se encontraron en una bóveda gigante a modo de planetario. Se
quedaron perplejos viendo un eclipse lunar, con todas su fases. Era
un espectáculo increíble e inexplicable. Entonces, Luz exclamó:
Realmente,
aquella sala era un observatorio estelar. Los detalles, no pasaron
desapercibido para nuestros amigos. Para mí, que soy un observador
venido del futuro, me resulto fácil identificar el lugar, con una
especie de nave espacial. Pero nuestros amigos, no sabían que nombre
darle a esa cúpula metálica, ni a los tableros luminosos de sus
mandos. Pensaron que era la magia de Jinas, porqué al momento toda
esa maravilla, desapareció de su vista, como un espejismo.
Fue
entonces, cuando vieron al murciélago gigante, hasta que se dieron
cuenta de que era Samira. Ésta, se posó suavemente en el brazo
extendido de Hemis. La acarició con admiración y desenrosco el
pergamino: Hola Hemisferio.. Jajaja... Me olvide daros la llave de
casa. Quedaros unos días con Samira y cuidarla mucho, acaba de nacer
su poyuelo y debe estar agotada, yo cuidare de él. Ah.. Darme
noticias de vuestra aventura... Hasta pronto... Dimoni....
Anduvieron un tiempo largo e indeterminado y llegaron de nuevo a la sala principal. Pero que demonios —exclamó Assís—, estamos donde nos separamos la primera vez ¿No es verdad amigos?
— ¡Pues
sí! —asintió Hemis— Aquí están las marcas, miremos en el otro
túnel a ver si han pasado Shiva y Tivisae...
— ¡Nooo!
—grito Luz— No hay ninguna marca...
— Bueno,
pon la señal y andando...— objetó Hemis.
— ¡Esteeee!
No deberíamos ir por donde fueron ellos queriiido —exclamó Luz
con voz trémula.
— ¡No
seas ceniza, bufona! Iremos por el camino que queda, así quedamos y
así será. Además, ellos tienen las serpientes sapiens. Estate
tranquila mujer y andando que es gerundio.
— ¡Vale
amoor! No te pongás así, tienes razón pero tuve como un
presentimiento...
Mientras
tanto Shiva y Tivisae del Carmen, seguían navegando en su serpenteo
sin demora. Pero ella estaba agotada, sin fuerza y exclamó.
— ¡Oye
Shiva! Estoy un poco harta de tanto arrastrarme, por esta húmeda
caverna. Podríamos descansar un poco, por favor.
— Disculpa,
Tivi. Iba a mi ritmo y no pensé en ti, de paso comeremos algo ya es
media noche y parece que tenemos un largo camino...
— ¡Buena
idea, Shiva! Tengo un hambre que me la piso, jiji ¿Como sabes que es
media noche?
— Las
serpientes están nerviosas, están acostumbradas a salir a esa hora.
Así pues, sino te importa las dejare dar un paseo...
— Pero...
No me harán nada ¿Verdad? A mí me gustan, pero me dan repelús...
— No
te preocupes, soltare las inofensivas. Tú no tengas miedo y ya está,
ellas lo huelen. Por cierto ¿Tu nombre significa algo, allí en tu
tierra?
— Bueno,
es un nombre común. La Virgen del Carmen, es la patrona de mi pueblo
y Tivisae es el nombre heredado de mis antepasadas indigénas. Es
curioso, nosotros sólo tenemos un Dios, pero tenemos infinidad de
Vírgenes ¡Vaya chimba! esto de las religiones
— ¡Sí
qué lo es! Por eso intento fusionar las religiones y culturas, para
completar mi rueda ¿Comprendes mujer...?
— ¡Sí,
claro que sí! Pero que vaina es esa, de completar la rueda ¿Qué
rueda?
— ¡Veras!
Nosotros llamamos la rueda del Samsara. A la sucesión de las vidas
que vamos teniendo, en nuestras reencarnaciones, en el ciclo de
vidas... No sé ¿Me explico?
— Sí
¿Pero, realmente piensas que volvemos a vivir después de la
muerte...?
— Eso
seguro. Yo me acuerdo de otras vidas y he podido constatar que así
fue...
— Eres
un personaje peculiar, querido. Me sorprendes, pero eso de la
reencarnación, no me cuadra...
— Entonces,
dime ¿Por qué los Católicos creéis en Jesús? Acaso él, no
resucitó al tercer día... Y ...
Entonces,
de repente aparecieron tres de las serpientes bailarinas, en busca de
Shiva, alertándole del peligro.
— Seré
sincero, Tivi. Hay algo cerca y no es bueno, coge esta saca de
amiguitas y regresa al punto de encuentro, con los demás y da el
aviso. Si no están allí, escóndete en un rincón, ellas, te
avisaran del peligro
— Claro,
Shiva. Pero ¿Y tú, iras sólo...?
— No,
voy con mis preferidas. Toma estas dos sacas, en la gris están las
tres que avisan del peligro. Cuando te pares un rato o llegues al
lugar acordado, las sueltas. Y en la negra, hay dos pequeñitas pero
letales, si te ves en peligro lánzalas contra lo que sea y veras
como te defienden.
— Pero
¿No me picaran a mí..? —exclamó asustada.
— No
mujer, ya conocen tu olor y saben que estas conmigo. Venga en marcha
volveré pronto ¡Vale guapa! Y sobre todo tranquila, te dejo en
buenas manos con ellas, no dudes y ¡Piensa, en lo que la boca no
puede decir, la oreja no debe oír, ni el ojo ver!
— De
acuerdo, tengo plena confianza en vos. Me voy tranquila, pero deja
que te de un abrazo y un beso, para coger tu energía y tú fuerza.
Se
deslizó por la gruta, con mucho sigilo y a medida iba avanzando, un
olor repugnante, empezó a impregnar todo el ambiente. Hasta el
punto, que tuvo que taparse las fosas nasales, con su fular y aún
así, el hedor era imposible de soportar. Paro unos instantes y no
pudo contener su vomito, después parecía que el olor era más
llevadero. Llego a una pequeña sala abovedada, donde pudo
descubrir unas pequeñas chimeneas, por donde rezumaba una corriente
de aire fresco. Allí logro recuperar fuerzas para seguir.
Al
salir de la zona de ventilación, el ambiente volvía a ser
insoportable. Recorrió varios metros y tropezó con un montículo;
de pequeños huesos mamíferos, pero le sobrecogió ver, una calavera
más grande. Aquello era de una persona, entonces fue cuando soltó a
sus dos letales amigas y curiosamente quedaron pasmadas. Mientras
tanto, Tivisae recorrió el camino de vuelta, más rápido de lo que
tardaron en hacerlo de ida. Al llegar a la sala, vio como Luz,
entraba en la cuarta galería y gritó.
— ¡Ey,
Luz! Espera soy yo Tivi —gritó con sus últimos alientos.
— ¡Hola moracha! Pero ¿Donde esta Shiva?
— Hemos
encontrado algo y seguro que es malo, él me dijo que viniera en
vuestra busca.
Al
momento, se juntaron todos en el centro de la caverna y escucharon el
relato de Tivisae: Estábamos charlando y reponiendo fuerzas, cuando
vinieron las serpientes de Shiva, las que avisan de peligro ¿Sabéis?
Y entonces Shiva, me dio estas dos sacas de serpientes y me dijo que
os buscara.
— ¡Pero
que habéis visto! —preguntó Luz.
— Ver,
no vimos nada, pero Shiva me aseguro que si sus pequeñas hacían ese
baile. Era, porqué algún peligro habían detectado.
— ¡Esta
bien! —objetó, Hemis— Vosotras dos, quedaros aquí y nosotros
iremos en busca de Shiva.
Las
dos mujeres, se escondieron en un rincón de la sala y Tivisae, soltó
las serpientes ¿Que haces Tivi? ¿Te volviste loca o qué? Tu no
entendees de serpientes —afirmó con ironía.
— No
te preocupes Luz, Shiva dijo que estas son inofensivas. En esta saca,
sí que están las venenosas, por si aparece algo extraño y
peligroso, me comentó él.
Assís,
Hemis y Makdub, no tardaron en llegar a la zona purulenta y empezaron
a llamar a Shiva, tapándose las narices. Pero Shiva, ya no podía
oírles...
— ¡Mirad
amigos! —exclamó, Hemis— Aquí corre aire fresco, descansemos
un poco, este olor es inhumano e insoportable...
— Si
que es verdad —afirmó, Assís— Huele como a muertos vivientes...
Al
poco rato, cuando ya pensaban en proseguir, vieron la luz de carburo
arrastrarse cual serpiente. Y sí, realmente era Shiva, que para
poder escapar de una muerte asficsiante, él, entró en trance y se
transformó en su tótem, la anaconda. Su cuerpo sinuoso y sibilante,
se fue acercando cada vez más lento. Se veía como en fotogramas y
así... Fue transformándose de nuevo, en Shiva. Sus brazos eran
serpientes multicolores. Cuando su último brazo serpentino se
esfumó, floreció su cara y empezó a explicarles lo qué había
visto:
A
unos quinientos metros de aquí, hay una bestia horrible que
desprende un hedor mortal. Sólo pude verla unos instantes, tuve que
transmutar mi cuerpo para huir. Es una especie de mole de sebo,
hiperobesa con la cabeza como de león y a su alrededor las moscas
parecen ser parte de él...
— Bueno,
tranquilo —asintió Assís— Vamos a buscar a las chicas y a salir
de este agujero, hay que buscar la manera para liquidar a ese
engendro. Al menos sabemos que estamos en el buen camino, sino, esa
cosa no estaría ahí.
Así
fue como regresaron junto a Luz y Tivisae. Después de explicarles lo
sucedido, se encaminaron hacia la salida de la cueva. Y al llegar a
la entrada, descansaron para tomar aliento, pues venían... Como alma
perseguida por el diablo. Nadie sabia que decir, hasta que Luz rompió
el hielo.
— ¡Concholes mirad! Ya esta saliendo el sol, que beeello es desde este lugar
¿Nooo?
— Sí,
que lo es —confirmó Hemis— Pero comencemos el descenso, aquí
aun no estamos a salvo.
Todos
estuvieron de acuerdo y empezaron a rapelar -descender- la Prenyada -
la roca llamada embarazada-, uno detrás de otro en el orden que
habían subido. Al llegar abajo, fueron en busca de sus yeguas y
galoparon sin parar hasta casa de S-Huur.
Una
vez allí, se asearon y Luz preparo un potaje de lagarto con ...-sopa de maiz con patatas, bolas de harina, y no lagarto sino carne de res, que en su tierra la llaman asi a esa carne- que todos
devoraron sin palabras. Después de comer, Asís y Makdub, iniciaron
sus cánticos de rezo y los demás empezaron a hablar de lo sucedido.
Todos estuvieron de acuerdo, en que estaban en el camino adecuado y
decidieron esperar a S-Huur, para que les ayudara con la bestia
purulenta. Todos se fueron a sus aposentos menos Hemis, que se
dispuso junto al viejo roble a expresar sus pensamientos en el papel:
¡Oh..mi
querida felicidad! Patrimonio de todos y simbolismo de Dioses
mundanos ¡Oh... Mi amor verdadero! Feliz duerme el niño, al amparo
de sus sueños ¿Acaso no es bello, el batir de las plumas en el
océano? Y esa belleza ¿Refleja felicidad o es tan sólo un deseo
terrenal?
Feliz soy, al contemplarla; sus ojos dilatados de mujer y sus labios de pasión ¿Que belleza mejor, puede uno encontrar o desear? Cuando ella a nacido para amar a un Don Juan de dos cabezas, montado en un pájaro de cristal.
Navegando
a la deriva, van mis pensamientos. Surcando el mar, como el Fénix
del paraíso surca los vientos, planeando en un suspiro de amor
desconsolado. Navegando o sobrevolando voy, junto a mi triste
corazón, mientras surge un cisne alado y un ápice de color, tiñe
su mirada de amor.
Bocetos
ocultos pintan tu alma y disimulan el dolor de tu rostro,
humedeciendo tus mejillas sonrojadas por el sol, mi querida musa, nineta -muñequita- de porcelana. Al
despojarte del velo, brilla la luna en tu mirar y entre dos lunas
navego. No hay paisaje tan bello ni riachuelo más fresco, que el
recordar el beso de tu boca en mis labios. Cerrar los ojos
pretendo, para no morir al contemplarte, mi bella amada. Más no lo
creas, no quiero cerrarlos, sino pensaría que es sueño.
¡Abrazarme
en tu regazo, quisiera! Al despertar el sol y al morir la noche,
mientras tanto sigo navegando entre dos lunas y con el recuerdo de tu beso duermo
despierto. El fluir de tus venas sabe a fuego eterno, siempre ruge tu
mirada y nadie puede verla. Duerme de día Lussisa, para volar en
sueños. La tierra nace en tus entrañas y sollozas en la tormenta.
Tú renaces en el destierro y el sol ciega esos recuerdos.
Color
púrpura envuelve tus cabellos y la belleza esta en tu corazón y en
tus sueños. Voy naufragando de nuevo, en este sin fin de aguas, con
mil y una estrellas a mi alrededor. Esclavo del tiempo, preso de esta
ilusión buscando recuerdos, recogiendo cosechas ya sembradas en el
pasado y sufriendo en esta cúpula que me da vida y me regalara la
muerte.
Hemis,
alzó la vista del papel y vio como se acercaba Luz, tan
resplandeciente que parecía tener luz propia. Sus cabellos cubrían
su espalda hasta la cintura y una rosa estaba prendida entre sus
senos.
— ¡Epale, hermosura! ¿Que haces? Ya estas filosofando en vez de descansar...
— ¡Bona
nit, Luz! Sí, aquí me tienes divagando con mi pluma, ensuciando
este papel. Platón, decía que el arte de filosofar, era una mezcla
entre destreza, personalidad y entusiasmo. Del griego "Enthousiasmos"
Que significa, estar poseído por un Dios o un genio de inspiración.
Pero yo, sólo de verte ya tengo suficiente inspiración...
Hemis,
se acercó a Luz y rozó sus mejillas con sus dedos y se fundieron en
un jovial beso. Cerca del viejo roble, había una caseta y allí,
junto a un gran espejo, empezaron su baile.
Con
cierta impaciencia, desabrocho el vestido y la combinación. Quedó
vestida con el corsé, las enaguas y las medias. A través del corsé
parisino, se veía la puntilla de la blusa, que apenas le tapaba el pezon, de su virginal seno; unas provocadoras enaguas anchas
con volantes, dejaban ver sus torneadas piernas, enfundadas en medias
negras de seda. Esta era la imagen más bella, que un hombre podía
imaginar.
Después
de contemplarla durante unos minutos, empezó a desatar las cintas de
sus enaguas. Fue entonces, cuando pareció despertar en ella, un
fuerte sentimiento de vergüenza. Pero el lazo se deshizo y éstas,
cayeron por sus rodillas, donde quedaron colgadas unos instantes,
antes de caer sobre sus tobillos.
Sus
manos se deslizaron por su espalda, desabrochando los lazos que
sujetaban la camisa y el corpiño, sobre sus hombros. Los sostuvo
unos momentos entre sus manos y luego, miro atentamente en el espejo,
al tiempo que los soltaba. Luz, dirigió una mirada de soslayo, hacia
el espejo y el aire frío rozo su piel desnuda. Hemis, observó su
figura y le pareció una visión encantadora, reluciente, de un color
perlado extremadamente bello.
Casi
delirando por la excitación y la alegría, de la conquista esperada,
volvió a observar el reflejo del espejo. Sus ávidos ojos se movían
con rapidez, tras su figura temblorosa y blanca; a excepción del
intenso rubor de su cara y la mancha triangular musgosa, que se
extendía sobre la zona, donde los muslos, se juntan con el bajo
vientre. No obstante, en ese momento de triunfo, tuvo la sensación
de no ser lo bastante dueño de si mismo, como para disfrutar por
completo, del espectáculo de sus encantos virginales. Y hacerla disfrutar plenamente.
Luz, era, sencillamente: Una mujer hermosa, con curvas voluptuosas y esas pecas provocadoras, en su rostro y espalda. No era una estatua ni una modelo, sino, una carne gloriosa en la que anidaba, una extraordinaria feminidad. Su cabeza esbelta, se levantaba sobre su cuello, hermosamente modelado para besar. De su pecho, surgía un seno exquisito y encantador: Firme, erecto, jugoso e invitador. Sus brazos eran redondeados, con manos pequeñas; su cintura delgada, aunque no muy pequeña se ampliaba hacia abajo y hacia atrás, formando unas magnificas curvas, en las caderas y las nalgas. Los muslos también rollizos, descendían hacia sus esbeltas pantorrillas a sus pies desnudos.
Su
vientre era gracioso y ligeramente abonbado, con un ombligo profundo
y enmarcado por las líneas del encuentro de sus piernas. Allí se
encontraba su monte de venus, algo rasurado pero abundante, ensortijado, sedoso y
oscuro, a través del cual, se podía ver los labios de su concha
escondida.
Entonces,
se arrodillo delante de ella y desde esta posición ventajosa,
comenzó a investigar con ojos ávidos, la misteriosa región de su
bosquecillo...Tan deliciosamente, cubierto por ese vello, extendido sobre sus labios de coral, que los cubría hasta
hacerlos casi invisibles. Luz, movió los muslos con pudor, apretando
todo lo que pudo, al tiempo que encogía el estómago, con la vana
esperanza de frustrar el propósito de inspeccionar, la ciudadela
donde tenía a buen recaudo su virginidad.
Hemis,
sin hacer caso de sus ruego forzados, investigó de cerca el lugar,
donde le esperaba el mayor de los placeres. Observó extasiado, que
su monte de Venus, era exquisitamente rollizo y carnoso. Finalmente
se incorporo y sin decir palabra, se situó detrás de el espejo...
Waoooooooo.....El personaje de Shiva mágico y atrayente le da esa vivacidad por su sabiduría, me gusta...el comienzo de Hemis enamorado de su Luz, en la busqueda de ese amor corporeo, almatico....uffffffff....que puedo decirte...erizas!!!!!...muy bueno cielo....te felicito amor...besos...
ResponderEliminarMiauuuu gracias presiosa, me alegra que sea atrayente y sensitivo jijiji caia caia... besotes mi cel bell
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