SHELMA T´astimu

SHELMA T´astimu
T´ASTIMU FILLA

Entradas populares

miércoles, 17 de abril de 2013

capitulo 9; La Templanza XIV






La luna, desvió su luz hacía el camino y descubrió la figura de un burrito, con el viejo ermitaño montado. Cual Cristo, entrando en Jerusalén, junto a él, su inseparable yegua Deméter portaba a Jesús, el mozo del café de las artes.
— ¡Bendiciones, hijos de la luna! —exclamó Pere, santigüandose— Podríais indicar, a este ciego ¿Si éste es el camino de Can Dimoni?
— ¡Por supuesto, venerable Druida! Nosotros estamos alojados allí, seguir mi voz y os guiare.
No tardaron en llegar a la Masía. Jesús, se encargo de dar cobijo a sus monturas y portar el equipaje al salón. Hemis, al ver entrar a Pere, corrió a su encuentro y su abrazo, se fundió con sus lágrimas de alegría. Cuando terminó el caluroso abrazo, se hicieron las presentaciones de rigor. Pere, se dio cuenta enseguida que estaban demasiado alegres y por supuesto su olfato, le informó del olor de las pócimas de la risa.
— ¡Vaya, vaya! Por lo olido aquí, parece que nos os aburrís amigos. Éste viejo, también quiere relajar sus viejos huesos, mientras le explicáis que es lo que os traéis entre manos.
— ¡Déjeme ver como zumba ese corazón! —interpelo, S-Huur tomándole el pulso— ¡Esta usted echo un chaval! Quince pulsaciones, quince segundos. Puede tomar hasta la raya pues....
—  ¡Ummmm... Que bien huele! Eres un experto Dimoni, a parte de la mariguana, pusiste la hierba de la mare de Déu  y estramonio...
Pere, tomó su reconstituyente y escuchó con atención, los planes que tenían entre manos.  La luna, ya se estaba ocultando en su periplo estrellado, cuando terminaron la historia y su determinación. Pere
entonces, levanto sus velados ojos y expuso su parecer.   Sois como cachorros tras su primera presa. ¿Creéis que sois capaces..., de derrotar a la bestia? No amigos, ella es inmortal es la guardiana del portal de Jinas.
   Sólo los de dentro, pueden  entrar o salir y no sin ciertos peligros. La única manera de entrar, a parte de distraer a la bestia. Es junto a un hashachis, ellos conocen al barquero que lleva a las mujeres, a la orilla de Jinas y el día propicio para ello.
Habéis tentado a la suerte una vez, una segunda sin conocimiento y cavaréis vuestra propia tumba. Así pues, sólo hay un camino, encontrar al mensajero del tiempo y convencerlo de vuestro propósito.
— ¡Por los clavos de Cristo! ¡Maldita sea! —explotó S-Huur, golpeando la mesa— El abuelo tiene razón ¡Vamos a dar un paseo, Rabha! A ver que dicen las cartas de todo esto.
— ¡Perdona, padre! La culpa es mía, no pude controlar mis impulsos. Pensé que tenía que investigar in situ, antes de ir con el hashachis ¡Pero no tenemos que buscarlo!, él vendrá en busca de Luz, sólo nos queda esperar el día pues...
— ¡Ay, hijo mío! —susurró Pere, con aire afable— La conjura de los necios, es dejarse llevar por sus impulsos. Pero, demos un paseo creo que tienes muchas cosas que contarme.
Assís y Makdub, se pusieron a jugar al ajedrez. Luz, con su particular forma de ser no paraba de hablar gesticulando y haciendo exclamaciones como si fueran puro teatro. Pero ella era así, lo cierto es que era muy divertido observarla y la gente, a su alrededor siempre terminaba riendo. Shiva, sonreía y cerraba los ojos, pero el muy pícaro lo hacía, porqué estaba haciendo manitas con Alisae.
       — ¡Ché, boludo! ¿Os haçe grasia mi pregunta? o ¿Qué estas pensando...?
       — ¡Perdona, Luz! Por un momento, mi mente se fue ha otro sitio. Decías, que si sabía alguna historia de la Moreneta. Pues veréis: Se dice, que cierto día un carpintero fue ha hablar con la Virgen Moreneta. Allí cerca estaba el abad, escuchando al penitente, que fue quien después explicó el milagro.
Estimada Moreneta, no vengo a pedir tu ayuda, sino a ofrecerte la mía. Llevo tiempo, que al rozarte junto a mi beso, te siento sola y triste. Por eso quiero ofrecerte mis humildes oídos, para que cuentes lo que desees. Entonces, se empezó a escuchar un suave sonido de campanas. Eran de las ermitas, que repicaban solas, sin ser la hora de salir el sol, como solía pasar todas las mañanas. Un ligero soplo de aire, llego a través de una luz fosfórica, que penetró por la vidriera hasta iluminar al carpintero.
¡Querido Jofrè! —así se llamaba el carpintero— Tu bondad y generosidad, han despertado en mí, el deseo de contarte un secreto. El Abad, veía mover los labios a la virgen, pero no escuchaba nada.
Hijo mío. Apenas había cumplido dos siglos, cuando me partió aquel rayo del Arcángel ¡Oh Dios mío! Aún siento su calor, en la sabia de mis entrañas, como si fuera hoy mismo. Después, llegó aquel pastor y me dio ésta nueva vida, así me transforme en Virgen negra.
Al principio, la navaja rasgaba mi alma y me hacía temblar, pero poco a poco, el dolor se tornó en placer. Aquellas manos, acariciaban mi cuerpo y eso, me producía un placer mundano. Él, me hablaba a todas horas, me contó su vida, los problemas del mundo y el ¿Porqué? de mi existencia. La verdad, es que me costó entenderlo ¿Como podía ser? Que un tronco de madera, tan humilde como yo, fuera fruto de tanta adoración y admiración. Más, que milagros podía una servidora ofrecer, siendo tan solo una figura echa, por un pastor artista.
       Mas tarde, descubrí que la Fe, era lo que movía a esas gentes. Fue entonces, cuando asumí el papel de Virgen Milagrosa, no tenía que hacer nada tan solo estar allí.
       Recibir a las gentes y escuchar sus necesidades. Y como decían ellos, ser la mensajera con el Dios. Yo, si te soy sincera, no sé a que Dios se refieren. Tan sólo conozco a un Dios creador, el pastor, pero no creo que fuera éste, el Dios al que se refieren los hombres.
Y aunque te parezca una locura, yo he pedido también un deseo. Se lo rogué, al niño que tengo en mi regazo. Yo también quiero tener Fe y la tengo en él ¿Porqué, sino esta conmigo? Tiene que ser él, ese mensajero de ese Dios, o así lo creo...
— ¡Esteee, que fasçinate, shiva! —replicó Luz, con su tono ascendente.
— ¡Epa, mi niñito indio! Pareces un chaman, con tus historias  —objetó Alisae.
Mientra tanto Hemis y Pere, se sentaron junto a un arrollo saltarin. Pere, le informó que estaba enseñando ha hablar a Jesús, pero que éste, sólo le salían las palabras cantando. Pere, cambio de tema y con una voz rota, llena de remordimiento exclamó.
— ¡Hijito, querido! Tienes que perdonar ha éste viejo, nunca te he mentido, pero si he cayado algo, que es muy importante que sepas. Lo cierto es, que no se porque he guardado silencio pero que más da, ahora es el momento. Te lo diré sin rodeos....

Pero dejaremos a Hemis y a Pere, en su intimidad. Cuando éste humilde narrador, sepa de su secreto, juzgare si es oportuno o no contarlo. La noche tocaba su fin, la sombra de la muerte acechaba junto al nuevo día. Assís, fue el primero en levantarse a rezar y enseguida, se dio cuenta que su amiga la muerte andaba cerca.
       Se recostó junto al riachuelo, apoyándose en el viejo Sauce el llorón. Concentró su pensar, vació todo su discernimiento y se preparó para salir en Astral. Últimamente, sus encuentros con la bella Muerte, se realizaban en ese umbral, entre el sueño y la conciencia. Assís, sabía que vendría, sino, no la hubiera notado.  Mientras la esperaba, en el horizonte se perfiló una figura, no era el Ángel de la muerte, era el Ángel de la vida, Jesús el Nazareno. En ese momento todo quedó paralizado, el trinar de los pájaros, el río cantarin, el ulular del viento, hasta su corazón se relentizó al mínimo. Jesús, se sentó a su lado y con su silenció le invitó desahogarse:
¡Oh Jesús! Jesuset de mi vida, esto no me lo habías dicho ¡No te parece cruel! Oh Déu Jesús, no quiero perder la Fe, pero me siento derrotado, hundido. Soy un desgraciado, escoria que rompe i cruje en la noche negra... Si... Ésta noche fosca, que me atormenta y me aísla del mundo.
¡Oh Jesús! Porqué he de sufrir tanto, por ventura soy mala persona ¿No merezco ser feliz? ¿Qué he de hacer ahora? ¿Morir-me de nuevo en mi solitud? ¿En el mío silencio? ¿Ésta es mi Musa, de nuevo? La triste soledad del repudiado, soledad hazme dormir, pero no quisiera despertar nunca. Éste es mi silencio, el que me acompaña en mi camino, el que grita desde dentro.
Soy árbol caído, que alojo a los gusanos de la vida. Mi Luz se desvanece, tan sólo queda una espurna. Esa chispa que ha de esperar que llegue Shelmi, para devolverme la vida, esa vida que ya no quiero recordar. Esa vida, que ni siquiera me hace llorar, pero me atormenta con su presencia injusta.
        ¡Oh Jesús! llevaba una semana y quinientas noches feliz ¡Ja, Ja, Ja!  Que ingenuo soy ¡Feliz Anna...! Debería ser sueño. Se que no tengo derecho a ser feliz, estoy marcado por el olvido y la soledad del trastornado, del loco. Soy el padre abandonado a su suerte, soy el hijo de la agonía y el novio de la muerte.
        Soy la llama que se apaga ¿Para que luchar? Si ya nada tiene sentido. La Luz cálida y divina de Jesús, le dijo:
      — Amigo, tengo el corazón encogido y desolado al verte. Son duros y tristes sentimientos los que piensas, pero también reveladores, quizá es el momento...Todo ocurre por una razón, no existe el azar todo tiene un sentido.
      — Y tienes razón, mi sentido es claro, me espera la belleza de la otra vida, al menos allí, estaré lleno de amor del Padre y del Hijo.
      — ¡Hijo mío, la Paz sea contigo! Acógete en el refugio del señor del alba. Busca sosiego en el nombre Divino de Hadi, él te guiará.
— ¿Quien es Hadi, Jesús?  —preguntó sollozando.    
— Él, es el Señor de la Luz matinal; de la Epifanía de los atributos. Que preceden a la salida del Sol, de la Esencia. Eres el buscador, ya te lo dije en su día.
       Pero ahora, como todo enfermo, debes buscar refugio en él o en ti mismo, por algo eres sanador, sabes curar con tus manos, no lo olvides.    
— ¡Lo sé! Pero Anna-yo-, no sabe curarse a si mismo.    
— ¡Aprende hijo mío! Y lucha contra el mal, de Las Sopladoras en los Nudos. Ellas son las fuerzas psíquicas de tu mente: La Ilusión, la Imaginación, el Cólera, la concupiscencia. Éstas sopladoras, son fuerzas que resoplan en los Nudos de los elegidos, en el camino de la Vía Espiritual. Te intentan debilitar con tentaciones diabólicas, para conducirte a la ruptura de ese camino, a través de sugestiones e inspiraciones hostiles.
— ¡Ayyy, amigo Jesús! Hoy me llamó la muerte, la estaba esperando ya no le tengo miedo, ella es mi salvación, mi consuelo. Dios esta de vacaciones y no encuentro su aliento.
— ¡Sí, hijo mío, lo sé! Pero yo te llame primero, soy el portador de la Luz... Y la Sombra de la Muerte, no viene por ti. Ella, luego te dirá, quien es el afortunado. Así podrás darle sosiego y amor, es tú labor de buscador, lo sabes ya.
Dios, es la Luz de los cielos y los planetas: Luz que manifiesta su Esencia misma y por la cual, son manifestadas las cosas. En realidad Luz, es uno de los nombres del Padre, es la manifestación violenta de sí mismo, para así crear, dar vida.
— ¡Lo sé Jesús, amigo mío! Él, permanece oculto por exceso de su manifestación. Las miradas de los hombres lo buscan, pero permanecen como murciélagos.
— Lo que unos ojos azules, pueden alcanzar de la Luz de su rostro, va lo que pueden distinguir los ojos cubiertos de legañas.
¡Ahora bien, Assís, escucha! Eres el buscador le la Luz, entre la sombras espírituales de los hombres. En sus almas, entreabres su Awen. Es un trabajo difícil, lo sé y lloraras mucho por todos ellos y por ti mismo. Esa es tu labor, no eres un ángel, eres un Querubín, el Mensajero del Padre, el buscador de la Luz, en las sombras de los animales intelectos. Ten Fe, sigue tu camino y no mires atrás, es dolorosa tu labor lo sé por experiencia, pero créeme, todo esta previsto según un plan y todo el amor que des, te será devuelto no lo dudes.
Dios, el padre subsiste por sí mismo y se manifiesta por sí mismo. Él es la Luz de los Astros, el que hace manifiestos los Cielos de los Espíritus y la Tierra de los cuerpos. Él, es el Padre absoluto por el cual existe toda cosa. Así como la claridad misma.
Assís, se acurrucó en el regazo de Jesús, el hijo de la mujer de las palomas. Y lloró, sollozo como un niño desamparado, con ese dolor que te oprime y ahoga el ánima. Jesús, acariciaba sus mejillas con ternura, con el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Le cantó sus canciones de cuna: Cuaatrooo esquiniiitaaas tieeene tu caaama, cuatro angeliiitas la guardaaa, du-er-meee tran-quiiilo Aaazis, al finaaaal se-ráaa, mucho mejooor loque vendráaaa. Esparteee de un pro-póoo-sito, siempre estaréeee entiiiiiiiiii.
       Assís, quedó dormido junto al silencio de la nada y al despertar se encontró en el regazo de su amiga la Muerte. Una voz hueca y sibilante, le pregunto ¿Has dormido bien, amado mío? Mi mensajero de Luz, en las Sombras humanas. Mi querubín olvidado, mi poeta, la soledad no es tu Musa soy yo. Contempla la belleza divina, de este ángel caído, de esta hada Morgana. Pero ahora cariño, tienes trabajo que hacer, un amigo tuyo tienes los días contados. Así pues, busca esa Luz de tu querido amigo, ya sabes a quien me refiero ¿No es así Amor.......?

¡Ohhh sombra. Que te ciernes a mi discernimiento! —Fablaba cual rumiante Assís—. Anna-yo-, no quiere ser luz de tu oscuridad, tan sólo quisiera ser persona. Disfrutar de los hijos, recibir amor verdadero y no estar pendiente, de abrir el Awen a nadie antes de su muerte, me deben tomar por loco. Pero ya sé, mi destino esta marcado y yo no dije que no. Pero, no me hagas caso, tan sólo es un bajón, aún soy humano y por lo tanto débil y dubitativo.
Assís, informó a sus amigos de su conversa con Jesús y la bella muerte, así como de su labor terrenal. Todos quedaron en silencio, preguntándose quien sería el elegido, más no tuvieron valor de preguntar. Decidieron volver al café del mar y que fuera, lo que estuviera marcado.
       Así pararon los días y las semanas se convirtieron en meses. Disfrutaron de esos momentos, como si fueran los últimos, fueron al teatro, pasearon por la ciudadela, comieron sardinas junto al alba, en la barceloneta. Nadie se atrevía a pregunta a Assís, pues él guardaba silencio. Ese silencio frío, congelado y regado por el rocío de las sombras.
Cierto día con el crepúsculo por testigo, junto al viejo sauce. Se encontraban charlando Pere, el ciego junto a Hemis. El ermitaño, para romper el hielo de su secreto y darse tiempo a si mismo, de como explicar, le pregunto a Hemis ¿Quedó pendiente que me explicaras, como son las musulmanas?
— ¡Bueno, bueno! ¿Te lo cuento o te lo explico? —objetó con sorna, sin esperar respuesta—. Pues bien, hay de todo en la viña del Señor, como dicen los monjes. Pero, sean guapas o feas, tienen el encanto de una muñeca de porcelana: Sus ojos son grandes y de negro azabache, almendrados y muy expresivos, con largas pestañas, que parecen hablar con su parpadeo.
Se tatúan pecas en la cara y las manos con genna. Pintan complejos dibujos cabalísticos, son verdaderas artistas, al menos las Bereberes. Cómo te dije: Los vestido son coloridos y llevan toda clase de abalorios. Su cuerpo suele ser estilizado en las solteras y voluminosos en las casadas, de senos generosos y piernas largas; sus pies los cuidan como manos y les gusta andar descalzas por la casa. ¡Oh... Pare!, es digno de verlas, andan cómo si bailaran y cocinan aun mejor...
       — ¡Córcholis, Hemis! Casi puedo verlas, me esta tentando el conocerlas. Pero y por dentro ¡Que hay! Eso siempre es lo más importante, porque lo de fuera se estropea o envejece.  
— ¡Sí, claro..., a eso iba! Son atentas y serviciales al máximo, siempre pendientes de tú bienestar, es más, te diré algo que me sorprendió. Cierto día, estábamos cenando varios amigos, en la intimidad claro está y entre las parejas la mujer, iba poniéndote de comer lo más sabroso, en tus labios y a mí la verdad, eso me pareció en un principio embarazoso, hasta me sonrojé y todos se reían de mí.    
Y eso es otra cosa, ríen más que lloran y sus lágrimas son calientes; se resbalan en su rostro, cómo el rocío en las rosas. Son alegres por naturaleza, a pesar de todos sus problemas y privaciones, qué no son pocas. Tienen un corazón, que nos les cabe en toda África y se extiende por el ancho mar: Bondadosas, cariñosas en extremo y sobre todo humildes. Y en el amor, son como yeguas a galope...
       — ¡Para el carro, noi! Me estás haciendo pecar in mentís y pásate el garro, que te vas a quemar los dedos —inquirió jocoso—. Aunque con hábito no soy monje, sino ermitaño y no de piedra precisamente, pero sigue, tal cual las pintas son divinas.  
       — ... Sus gestos, sus medias sonrisas, son tan cautivadores, que lo dicen todo sin decir palabra cómo, Nef —Miau, dijo ésta—. La verdad es que son; como un jardín lleno de flores exóticas. La fragancia es adictiva, huelen a hierba mojada, a rosas silvestres, a rocío. Conocí una que se llama... Güadiana como el río, que significa Río grande. Nunca supe pronunciar su nombre y se tronchaba de risa. Ella, desprendía un aroma de María, claro que su padre tenía un jardín de éstas. Son limpias cómo un felino y nobles que ya le gustaría serlo, a los Caballeros o Damas del Quijote ¡Sí, Pare sí! Su Dios que debe ser el mismo que el nuestro, derrocho perfección y virtudes en esos países de las Mil y Una Noche... —escanció los cuencos y quedó absorto en su silencio.  
— ¡Sí, hijo. Dios! Sólo hay uno y para todos los seres. Desde el rocío de la creación hasta hoy, es el mismo Dios, llámalo cómo quieras. Cada cual inventa su nombre en el libre albedrío ¡Ay, Hemis! Me recuerdas tanto a tú madre —farfulló nostálgico, exhalando un suspiro—.
       Tú, igual que ella, hace que el tiempo se pare. Hablo contigo y veo a mí pequeña, Shelmi ¡Ay... Dios mío! Que injusta es la vida ¿Dónde andará? ¡Si ella pudiera ver su creación! Estaría orgullosa de ti, te deseo tanto, que todavía no entiendo cómo... —rompió a llorar cómo un niño, cobijado en un armario de cristal; para que nadie le vea.  
       — Toma, bebe un poco de té y fuma que te sentara bien —la Nef, al oírlo llorar brinco sobre la su hombro y le secaba las lágrimas, con su lengua rasposa
— ¡Mira tu gata! Dice que no llores que ella volverá y yo te digo más ¡La encontraré, aunque sea lo último que haga, en este complejo mundo! Pero ahora dime ¿Que es eso..., que tenías que decirme?
        — ¡Ahh, sí eso! No me andaré por las ramas. Cuando tu madre dio a luz, tuvo gemelos uno eres tú, claro está y tu hermana, se la llevo con ella ¿Porqué no te lo dije? No lo sé, quizá para que no sufrieras más de lo necesario.    
       — ¡Aleshores! Aquella criatura que iba al cuello de madre ¿Era mi hermana? ¡Pero, si era un bebe de apenas un año!  
— Recuerda, que el tiempo en Jinas es diferente...  
Una manada de sensaciones invadieron a Hemis. Y un suspiro fue toda su respuesta. Entonces, apareció Shiva cabizbajo y esbozó una mueca por saludo.  
— ¡Que te pasa amigo? Pareces un alma en pena... —exclamó Hemis.  
— No lo sé, Hemis. Por primera vez en mi vida, he conocido a la mujer de mis sueños. He sentido primero lo que es la amistad, el amor lo he descubierto en su silencio. Creí que éramos amigos, pero algo paso, no se el qué. La cuestión es que me siento vacío, soy la sombra de mi destino, el que ha de vagar sólo, junto a su memoria. Tivisae, será un grato recuerdo, aunque efímero. ¡Ay..Amigos! Si ella supiera cuanto echo de menos sus palabras, su risa, su aliento. En fin, siento haberos importunado, con mis problemas....  
El día se ocultaba en su baño de mar. Y las estrellas empezaban a florear, el manto de la noche. Y como un nuevo sol, apareció, Tivisae del Carmen. Su belleza rural, relucía en su piel morena, sus ojos chispeaban en la oscuridad y su sonrisa caldeaba el ambiente. Se acercó al grupo y expresó su mejor saludo, desviando la miradas al ver a Shiva. Éste, por no molestar objetó que ya se marchaba. Pero ella, le tomó del brazo y expresó su deseo de acompañarlo, con su mejor sonrisa ¿Tengo que decirte algo, querido Shiva...?
No por mucho madrugar, amanece más temprano. Pero ese día nuestro astro rey, llego antes de lo esperado. El otoño se hacía notar con toda su belleza y la melancolía afloraba en los corazones sensibles. Una Galera reluciente, aparcó junto al café de la Estrella Rosa, de ella bajo con sigilo Larra.  
Fígaro, estaba en un estado depresivo, se sentía víctima de la sociedad, perdido en el laberinto de la soledad. Después de su última charla con su amante imposible y ahora esposa reconciliada. Larra, se encierra en el café del mar, en busca de su destino.
— ¡Hola, Assís! Veo que has tempranado la mañana ¡Como ves mi sombra me representa! En este trece de febrero, del treinta y siete. Sí amigo, vengo en busca de tu luz, pero eso ya lo sabes mensajero de las sombras.
      — Sí, Fígaro. Te esperaba aunque no deseaba tu llegada. Estas seguro de lo que vas ha hacer amigo. El amor no es motivo, te queda el país y tus letras....
      — ¡Ohh el país! Esos Carlistas, quieren embaucar al pueblo. Taparles los ojos y cerrarles la boca, para beber su sangre. Nooo, amigo Assís, no quiero ser partífice del favoritismo y del absolutismo.  
De ese oscurantismo y egoísmo que son las virtudes de ese Carlos V, lo demás es farsa y mascara de carnaval ¿Porqué una mujer no puede subir al trono? Es absurdo, en fin todos son iguales, los carlistas, los liberales y los moderados. Los tres, no son más que dos, y el que no es nada, vale por tres.
— ¡Esta bien, Fígaro! Ahora olvida todo eso y vamos a la bodega. Allí te mostraré tu luz y dejarás atrás las sombras. Debes saber que tu nuevo camino, al ser un suicida será muy duro, pero Anna-yo- te ayudare ¡Ven, vamos!  Te presentare a un colega escritor, que vive su muerte en mi bodega, tras su suicidio. Él, podrá explicarte esa romería que se te avecina.
Después que ellos, se deslizaran a las entrañas del café. Apareció Hemis, silbando su alegría. Se sentía como un adolescente febril, se sentó junto al rincón de las flores y allí se dispuso a entrar en su Awen.
Vio a Shelmi, como el que mira en un espejo. Remojando sus blancos pies, en el lago cristalino. Creando ondas expansivas, que surcaban la superficie. La espiral reflejaba imágenes vivas de su pasado, pero esa visión traspaso la frontera de su propia existencia.
         Llego al Alba de la humanidad, cuando el hombre era tan solo un animal más. La tierra, a través de los seres que la habitaban, se llenaba de energía y rotaba sobre sí, en un movimiento continuo e inapreciable.
Un soplo de aire azotó las aguas del lago y la imagen cambio. Era un pueblo costero y estaba siendo asolado, por un ejercito de bárbaros. La aldea parecía arder en un caldero, dentro del infierno.
       La gente corría, gritaba y se defendía con sus únicas armas.. El Miedo y la desesperación. A medida que los cuerpos sembraban las calles embarradas. Su energía vital resurgía como el Ave Fénix, de sus cenizas y alimentaba a sus congéneres de un poder sobrehumano, que barrió el miedo de sus ojos. Y éste terror, fue proyectado contra todo el ejercito de bárbaros. Entonces, una niebla vaporosa y fría, lleno el lugar de almas luminosas. Estas  envolvieron a los agresores, en una lucha ciega.
Ellos, matando fantasmas en la oscuridad y con la confusión de la niebla, se fueron eliminado entre sí. Cuando el último soldado, se desvaneció en la boira. Ésta, se transformó en un cáliz de energía fosfórica, que desapareció como una estrella fugaz, entre las aguas del lago. Pero una voz sibilante, escuchó Hemis, entre esos dos mundo...
       — ¡Buenos días, Hemis! ¿Que haces tan solitario? —exclamó Shiva.
       — ¡Ahh, Bon día, shivet! Pues ya ves, navegando entre dos aguas. Buscando respuestas y las que me ofrecen son complejas...
       — ¡Pues claro, que esperabas! Las respuestas simples carecen de conocimiento, las complejas te llenan de sabiduría. Si me permites, me sentare a tu vera, pero no molestare tu viaje, tengo ganas de escribir y despojarme de este sentimiento.
— ¡Encantado de tu presencia, amigo! Tu energía quizá me ayude a ir más lejos.
Hemis, retomó la mano de su Awen y voló junto a un viento Céfiro, suave y apacible tras el poniente. Shiva, tomo la pluma y cerro los ojos mientras escribía:    
Grito en el silencio de este papel. Como un veneno de víbora; que hiela el corazón. Sólo, con la compañía de mis recuerdos, saboreando el placer del amor platónico. Estoy embebido, meditabundo y con las pupilas fijas, en el lago de tus ojos; que espejean, como un cáliz de plata.
Quisiera entreabrir la puerta, a los fantasmas del olvido, esos que anidan en mi memoria. Más sin ellos ¿Que me explicaría a mi mismo? Pero, el cúmulo de recuerdos terminan por ser flores deshojadas, y las imágenes borrosas, son falsas. Somos Amor fugaz, amor lluvioso de un recuerdo inexistente y muerto.
Mis sentimientos escondidos, se descubrieron como caja de pandora. Siento la energía del amor, dentro de mi, electrizando mis sentidos. Y un remanso embriagador inunda mi alma y renueva mi vida.
Miro tus ojos y veo el cielo en ellos ¡Ohhh Tivisae! Me estremezco, tiemblo y grito al viento de papel, tu nombre junto a un suspiro. Dichoso romance, que me lleva de romería tras de ti, cantando seguidillas al viento.
Eres mi santo grial, mi divina comedia, yo podría ser tu Romeo y vos mi Julieta. Cual Romancero Gitano, te cantaría por bulerías.
Musa encantada, alegría de mi vida. Rozar tus cabellos quisiera y no a través del sueño. Mi leona salvaje, mi moreneta mimada, tu boca me llama, tus labios me abrasan y tu mirada ¡Ohhh amor mío! Tus ojos alumbran mi camino, eres un capricho de dioses, un alma pura y virgen, una yegua encabritada, en fin, una sinfonía de colores que ilumina mi vida...
       Pero la luna, refleja una historia paralela cerca del café, donde tres encapuchadas, llegaron al cruce de caminos. Las hogueras de ramas de serbal, pronto flamearan en el horizonte -se decían entre si- ¡Se acercaba un aquelarre esa noche...

3 comentarios:

  1. Hermoso capitulo....lo que escribes...hasta el titulo inspira...los trozos espirituales...los personajes contando su historia...dejas esa adrenalina en mi corazón...te felicito bello...te amo...besos...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. gracias mi vida, me alegra que te guste besotes amor te amooo

      Eliminar
    2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

      Eliminar